La salud mental es definida como:
La salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades (…) Es parte fundamental de la salud y el bienestar que sustenta nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos. La salud mental es, además, un derecho humano fundamental. Y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico.
Organización Mundial de la salud.
En este orden de ideas, podríamos decir más y más sobre este concepto porque es un concepto que abarca diferentes áreas de la vida del ser humano y por el impacto que tiene sobre estas y la vida de las personas que le rodean. Tomaremos este concepto como referencia porque es precisamente la OMS una de las organizaciones que más se preocupa en la promoción de salud mental. En efecto, pueden existir múltiples organizaciones que promuevan la salud mental y tipos de salud mental, pero en general, esto debe ser un concepto que forme parte de nuestros propios valores como seres humanos. Es decir, es una buena práctica que nosotros como seres vivientes podamos hablar de salud mental. El hecho de pensar que existe la salud mental nos permite cultivarla y promoverla. En ese sentido, el «hecho de pensar en» me remite de inmediato al concepto anglosajón de «awareness» que indica «el estado de ser conciente de algo» y que se conecta directamente con esa «promoción» de la salud mental. Esto significa que cuando hablamos de promoción de la salud mental, en efecto, no estamos hablando en realidad de ponernos una camiseta de color, una gorra y un sticker u otro símbolo sino que el signo específico de esta promoción es darle sentido en nuestras palabras y por supuesto en nuestros actos.
El Enemigo Silencioso
La salud mental tiene múltiples enemigos, posiblemente no sabría decir cuántos porque no los conozco. Sin embargo, este mes de septiembre hacemos referencia al Día Internacional de la Prevención del Suicidio. Este día resulta importantísimo para aquellos que promovemos la salud mental porque es precisamente el suicidio la forma más definitiva de remover toda forma de salud mental, la muerte como impedimento al ser de existir y vivir.
En definitiva, el suicidio puede ser fácil de entender en cuanto a su concepto pero supremamente difícil de comprender en cuanto a su puesta en acto (como fenómeno). Cuando conocemos personas cercanas a alguien que se ha suicidado es cuando nos damos cuenta que el suicidio como fenómeno ocurre en una persona pero afecta (en su calidad más pura) realmente es al entorno de esta persona, de ahí que al hablar de salud mental entra el concepto social y comunitario. Dicho esto, se entiende que el suicidio es un acto precedido por una acumulación de situaciones que afecta a un individuo pero que al momento de ejecutarse afecta a las personas alrededor de este sujeto y por supuesto, al sujeto mismo que ejecuta esta acción. Cuando se dice «acumulación de situaciones» pareciera que esto fuera una serie de actos inteligibles para ambos actores (quien actúa el suicidio y su comunidad) pero en realidad la problemática principal en la prevención del suicido es lo complicado que puede ser entender esta señales a como vamos evolucionado como seres humanos.
¿Y cómo se pone en acto?
En general, pudiéramos llegar a pensar que prevenir el suicidio es muy fácil, se trata de ver a una persona que llora constantemente, tiene pensamientos negativos y cae mal. O, mejor, podemos irnos al CIE-11 y ver que se trata solo de un conjunto de síntomas que aparecen en una persona, y ¡voilà! encontramos la fórmula para detectar el suicidio y procedemos a prevenirlo. No, me permito informar que esto no es así y que realmente esto es más complicado de lo que parece.
Depresión Sonriente
Podemos encontrar artículos que hablan sobre un tema conocido como «Depresión sonriente» o «Depresión atípica» como se le conoce más formalmente. Desde la Antigüedad hasta artistas contemporáneos como Amy Whinehouse y Robin Williams hay un sinnúmero de casos como estos donde simplemente nadie se imaginaría que el suicidio sería una opción.
El solo hecho que un concepto contenga el adjetivo atípico lo hace más complejo de entender y por lo tanto más difícil de notar. Es por esto que dentro de la promoción uno de los puntos más críticos es la educación.
El Suicidio en el lugar de trabajo
De muchas esferas que el suicidio puede llegar a afectar, una en las que más incertidumbre genera es en el lugar de trabajo. En general, este se caracteriza por ser un centro más neutral donde gran parte de las conversaciones que se generan van en torno al mismo, e incluso, fuera del mismo cuando las personas se encuentran con otras personas de su mismo trabajo, los temas de conversación siguen siendo afines al trabajo por lo cual detectar síntomas de depresión y/o planeación del suicidio puede volverse aún más complicado, por no decir imposible. No decir imposible porque no se puede negar que existen personas con una sensibilidad especial, con una constitución neuronal que le permite detectar cosas por encima de los demás.
Es por esto que se considera sumamente necesario promover conductas de apoyo y redes de atención dentro del lugar de trabajo porque es una comunidad donde se podría llegar a hacer mucho al respecto pero no se hace porque no se habla del tema, ni se educa y por lo tanto no puede llegar a prevenirse. En efecto, existen mecanismos dentro de las leyes gubernamentales donde las empresas están obligadas a generar encuestas de riesgo psicosocial, semanas de promoción de la salud, entre otras actividades. Sin embargo, esto desde mi propia experiencia en People Management y trabajo directo con directivos y gerentes, no es algo que se entienda así de simple y por lo tanto no se generan indicadores importantes ni contudentes que ayuden a generar un cambio importante.
Finalmente, este cambio ha de nacer desde nuestro interés y nuestro darnos cuenta de lo que sucede en nuestro entorno. Este cambio en sí debe materializarse en actos de bondad hacia el otro, gestionando e incentivando en nuestra cultura formas de ayudar al otro sin necesidad de irrumpir. El respeto y la sensibilidad unidos generan un canal de confianza infalible que puede salvar vidas, mostrándole al otro que importa, que existen formas de encontrar ayuda y sobretodo, llevando una vida interior que nos permita ser vistos desde afuera como una esperanza de vida, una esperanza que le haga ver al mundo que hay una forma de llegar a ser plenos y que eso nos suma como seres vivientes de forma excepcional.
Y tú ¿estás dispuesto a dar el paso de abrirte como un canal de esperanza para que todos podamos tener una vida mejor?
Good vibes only!